El trabajo y el paro es una moneda de dos caras, cara y cruz, que forman parte, en algún momento, de la vida de muchas personas. Para mi generación el trabajo fijo era como algo normal y la fidelidad a la misma empresa como una cuestión de lealtad por ambas partes, al menos por la del trabajador.
Los años 90 y la crisis de principios de esa década creó una conciencia de contrato allá donde antes había confianza y se generó en el trabajador la sospecha de que para la empresa sus objetivos económicos estaban por encima de toda consideración. Se introdujeron los contratos indefinidos, que no son sino la indefinición del mutuo acuerdo y la veleidad de unos compromisos. Pero, no obstante, las organizaciones seguían pidiendo adhesión decidida, entrega incondicional, dedicación sin horas, lealtad plena.
Realmente la entrega, con frecuencia era tal, que la vida solo tenía dos polos: el trabajo y la casa hasta convertirse la familia en esclava y paradójicamente libre por el propio trabajo. Todo lo demás que sucedía a su alrededor tenia la característica de suceso y de noticia pero de la que eran protagonistas otros, que debían estar viviendo otra vida. Son esas las paradojas que tiene esta nuestra sociedad.
Por esos lugares se mueve la historia del Señor Phillips del autor inglés John Lanchester (Hamburgo, 1962)
Autor EL SEÑOR PHILIPS
Editorial: Anagrama 2002
La novela se desarrolla toda ella en el día después de que el Sr. Philips, un hombre de clase media, de 54 años, Director Administrativo de una multinacional, es despedido de su empresa.
Ese día sale como todas las mañanas porque no se ha atrevido a decirle a su mujer y familia que está en el paro.
Hoy es un hombre vagando por la ciudad, como otros muchos, haciendo tiempo, viendo el recorrido de todos los días de manera diferente, reflexionando sobre un montón de aspectos de la vida sobre lo que antes no había pensado. Eran visiones que el trabajo no le había permitido tener.
Ese día le da tiempo para conocer a personajes curiosos como un pornógrafo, cuando visita la zona porno de la ciudad, pasear por Buckingham, verse metido en el atraco de un banco y oponerse a los atracadores haciéndose el valiente, conocer en el banco a la estrella de la TV, mujer de sus fantasías sexuales, o ayudar a una viejita a llevar su compra al piso donde vive y coincidiendo con que es la mujer de su profesor de religión cuando era niño. Vuelve a casa más tarde que nunca, encontrando a su mujer casi preocupada. El Sr. Philips termina diciendo "no tiene ni idea de lo que va a pasar" refiriéndose a su futuro
El Sr. Philips pasó 30 años de su vida entre sus balances y cuentas de resultados, entre sus facturas y sus análisis de costos. Sus referencias del mundo eran poco más que su casa, su empresa, su televisor. Ignoraba que fuera de ello hubiese más vida, y de que sucediesen cosas a las personas que paseaban, que iban a la compra o que hacían una gestión en el banco del barrio
El Sr. Phillips es uno de tantos directivos que “se han quedado obsoletos”, “cuya presencia en la empresa es una rémora” de los que “por su sueldo se consiguen dos jóvenes master en empresariales y con idiomas, ilusionados y entregados”.
Ya vale muy poco que esos Señores Phillips hayan hecho casi de todo por la empresa: reducido sus salarios en momentos críticos, mentido, sobornado o propiciado ciertas ilegalidades contables o fiscales a favor de la empresa, hubiesen tenido que sacar la cara por sus accionistas o propietario o abandonado con sus viajes constantes a su familia. Hoy a los 50 años ya están viejos y sus conocimientos, su experiencia y sus competencias solo son percibidos como cuentos de Calleja o anécdotas del abuelo Cebolleta.
Hoy que el tema de los valores tienen un auge importante por considerarse un componente fundamental de la cultura empresarial, cabe pensar que la credibilidad en esos valores, que se ponen como el ideario de la Empresa, solo será asumida por los nuevos directivos y empleados si el tratamiento a realidades como las del Sr. Phillips son acordes con dichos valores. De lo contrario la esclavitud y la libertad, el egoísmo y la entrega en la empresa serán términos totalmente ambiguos.
LECTURA DEL LIBRO: La novela de Lancherter es una novela sencilla de leer, amena, con un lenguaje claro y una narración temporal que facilita su seguimiento. Es muy rica en sentimientos que afloran, y en visiones alternativas de la vida. Se pasan en la lectura de la novela unas horas de lectura agradables y en casos divertidas ya que el Sr. Phillips vive en un día lo que ha dejado de vivir en todos sus años de trabajo.