11 “El pornógrafo emprendedor” o las aventuras empresariales de un ejecutivo que
casi triunfa
Este es el titulo y el subtitulo de un libro mitad realidad, mitad
ficción, al que es difícil encasillar. No es una novela y lo parece, no es un
ensayo y se atreve a filosofar sobre el fracaso y el éxito en la vida, no es un
libro de empresa y sin embargo nos va llevando de la mano por todos los pasos
que es preciso dar para montar un negocio y todo su proceso hasta consolidar
ese proyecto o finalmente cerrarlo.
“Y álgo sí he aprendido. No hay en realidad nada que temer. … meses de aventura, luchando por el dinero, recién casado, una hipoteca enorme, una casa a medio redecorar, un bebé en camino, todo esto….y no estaba asustado. De hecho la experiencia me resultaba tremendamente apasionante…. Coincido con Anita Rdick: la presión te vuelve creativo, te estimula. En cuanto das el primer salto a lo desconocido y eres responsable de tu propio salario, resulta asombroso lo rápido que te olvidas de lo aterradora que era la idea. En muchos sentidos te sientes defraudado por no haberlo hechos muchos años antes. En cuanto sales de la rutina, ya nunca puedes volver a ella” (pág. 124)
Es la historia de un hombre, Gavin Griffiths, que cansado del hacer de
las grandes empresas, pretende ser libre y montar su propio negocio. Todo comienza en el año 2001 cuando el autor
compra por $1 una revista titulada The Erotic Review que llegó a tener una
circulación de 30.000 ejemplares. A partir de ahí, Gavin tuvo que hacer frente
a todos los problemas típicos de un emprendedor, desde las cosas mas sencillas
hasta las mas sublimes: conseguir un local para funcionar, contratar al
personal adecuado, conseguir financiación, ampliar las ventas, probar nuevos
productos, gestionar las personas, gestionar a los proveedores, relacionarse
con los bancos
El autor va contando todas sus peripecias en un negocio cuyo producto
es singular como es la venta de pornografía suave, pero que como todo negocio
está sometido a las leyes inexorables de la competencia, de la satisfacción del
cliente, de la notoriedad y del marketing más serio y riguroso.
Tras sentirse –socialmente fracasado y personalmente moderadamente exitoso- y viendo sus años de
emprendedor en cierta perspectiva considera que la razón ultima del emprendedor
es la libertad
Gavin ha sido un fracasado en el negocio de la pornografía pero no cabe
duda de que aprendió mucho más que en un master o MBA, de los que nuestra
geografía universitaria está llena.
El libro, como historia de un fracaso, puede parecer negativo, sin
embargo es un libro que rezuma optimismo, posibilismo, coraje y saber afrontar
la realidad con apuestas pensadas pero arriesgadas.
Al final él es capaz de mirar al fracaso de frente, sin acritud, viendo
que el fracaso:
“permite aprender de los errores y
a seguir adelante. En muchos casos, para más errores; gracias a esa forja
incandescente que consiste en probar, equivocarse y seguir probando, han
acabado haciéndose de un metal cada vez mas duro” ( pág. 249)
Posiblemente cada fracaso puede ser el principio de un proyecto
exitoso. Ese tiempo le ha ayudado al emprendedor a conocer, entre otras muchas cosas, la usura de los
bancos, la frialdad del dinero, la dureza del mercado, las bandas de
aprovechados, lo ambiguo del poder del marketing y de la publicidad, pero
también las leyes casi fijas del
producto – mercado, lo necesario de la creatividad, la importancia de los
colaboradores, la complementariedad con ellos, la riqueza singular de cada uno
y como él mismo dice
“…fue un año que todo el dinero no
puede comprar. Aprendí mas acerca de los negocios, de la gente y de mí mismo
que durante todos los años que le precedieron”
Hoy Gavin Griffiths, después de siete años de su “fracaso” tiene unos
negocios en marcha que son suyos y que le dan la libertad que siempre buscaba.
GUIA DE LECTURA
Es un libro amable y sencillo de leer. No utiliza ni grandes teorías
empresariales ni de gestión, es más un testimonio palpitante, a veces
angustioso por la situación de dificultad económica y de éxito que se refleja y
explica, pero sin hacer del libro un funeral del negocio emprendido. El cierto
morbo del propio producto como es la pornografía, si bien no da demasiada
verosimilitud a la autobiografía de Gavin como tal biografía, sí le da un
realismo y a su vez una dosis de humor y de que si no es verdad está bien traído.
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